1. "Por Santa Lucía (13Dic), mengua la noche y crece el día". Falso. Se alarga la tarde, pero las horas de luz no ganan hasta después del solsticio de invierno (20-23Dic)
2. "A partir del solsticio de invierno (20-23Dic), tarde y mañana crecen". Falso. La mañana no gana hasta después de Reyes (10-11Ene)
Santa Luzi: gaua moztu eta eguna hazi.
Santa Lucía, el más corto de los días
Santa Lucía, la más larga noche y el más corto día
Por Santa Lucía, acorta la noche y alarga el día.
Por Santa Lucía, achica la noche y agranda el día.
Día de Santa Lucía, mengua la noche y crece el día
En llegando Santa Lucía, un palmo crece el día.
Per Santa Lucía tanto como salta la pulga crez el día
Por Santa Lucía mengua la noche y crece el día un paso de gallina
A Santa Lucia - pas ad furmìa
Por Santa Lucía, mengua la noche y crece el día, y hasta Navidad en su ser está
Por Santa Lucía, crecen las noches y menguan los días. Ni creció ni menguó hasta que el Niño Dios no nació
Por Santa Lucía, achican las noches y agrandan los días; primero a tumbo de piojo; después, a paso de gallina; por Navidad, los ciegos lo verán.
Por Santa Lucía, crece el día un paso de gallina; por Navidad, cada necio lo verá.
Como se puede observar el dicho tiene múltiples variantes y en diversas lenguas y culturas. Todas ellas coinciden en situar el 13 de diciembre, festividad Santa Lucía, el inicio del crecimiento de los días. Sin embargo, en el hemisferio Norte ese fenómeno se corresponde con el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. ¿Por qué, entonces, se fecha el día 13? ¿Por qué ese desfase de fechas, de casi un mes, entre el amanecer antes (10 de enero) y el oscurecer más tarde (santa Lucía)? ¿no deberían producirse a la vez, el día del solsticio?
Tal desfase de fechas es debido a la reforma gregoriana del calendario que tuvo lugar en 1582. El calendario que venía empleándose hasta entonces era el juliano, llamado así en honor a Julio César, que con el paso de los siglos fue desfasándose del ciclo astronómico, lo que obligó al Papa Gregorio XIII a cambiarlo por otro más exacto. Para corregir el desfase acumulado se tomó una decisión sin precedentes, ya que se eliminaron de una tacada 10 días del calendario, y del jueves 4 de octubre de aquel año de 1582 se pasó al viernes 15 de octubre.
En los años previos a la reforma gregoriana, el 13 de diciembre juliano equivalía al 23 de diciembre de nuestro actual calendario; es decir coincidía en fechas con el momento aproximado en el que tenía lugar el solsticio de invierno. El refrán es por tanto correcto en ese contexto; es decir, siempre que nos refiramos a las fechas según el calendario juliano.
Hay otro dato curioso, y es que en los países que no seguían la doctrina católica dictada por Roma, se tardó bastante más tiempo en adoptar el calendario gregoriano. Grecia fue el caso más extremo, ya que no lo hizo hasta 1923. En los países nórdicos, a pesar adoptarlo bastante antes, en el siglo XVIII, la iglesia ortodoxa ha seguido manteniendo el calendario juliano, de ahí que celebren la llegada del solsticio de invierno el día de Santa Lucía, siendo una de las fiestas de mayor tradición popular en países como Suecia o Noruega.
Aunque nos refiramos al solsticio de invierno como el día más corto del año (entendiendo como día el tiempo en el que el disco solar se encuentra –aunque sea parcialmente– por encima del horizonte), si miramos los datos de salidas y puestas de sol en un anuario astronómico comprobaremos cómo hay varios días alrededor de la fecha del 21 de diciembre que tienen igual duración. El desempate se produciría en el momento en que midiéramos el tiempo con una precisión de segundos (en los calendarios y anuarios de uso común, aparecen las efemérides indicadas en horas y minutos).