Era 1955 y tan sólo unas semanas antes de Navidad y Rosa Parks salió de su trabajo como costurera, estaba cansada. Tomó el autobús National City Lines N° 2857 sin siquiera sospechar que ese día ella cambiaría la historia de Estados Unidos. Se sentó en el quinto asiento a la derecha de la parte delantera del bus para ir a su casa. En el trayecto el bus se llenó y ella continuaba cómoda en su silla. En un momento, un hombre blanco se subió y al ver que no había sillas se dirigió a Rosa Parks esperando que ella le cediera su asiento. No sucedió.
Por la Ley Jim Crow, todos las personas negras estaban obligadas a ceder los puestos de la parte delantera del autobús a cualquier blanco que quisiera ocupar su lugar. Parks estaba harta de tener que ceder el asiento, harta de ceder su dignidad a los blancos. El conductor del autobús se percató de lo sucedido, detuvo el vehículo y se dirigió iracundo a Rosa Parks. "Si no se levanta, haré que la detengan", le dijo el conductor.
"Si, ya sé que puede hacerlo", le contestó al conductor. Él, furioso, se bajó del bus y llamó a unos policías que se encontraban cerca. Los agentes se subieron al autobús y le pidieron a Rosa Parks que cediera el asiento, pero ella se negó. Los policías la apresaron y le hicieron pasar algunas noches en el calabozo.
Cuando el oficial se la llevó, ella recordó que preguntó: ¿Por qué nos empujas?
“No lo sé, pero la ley es la ley, y usted está bajo arresto”. Más tarde dijo: “Solo sabía que, mientras me arrestaban, era la última vez que sufriría una humillación de este tipo... ”.
Y tenía razón pues ese hecho tan mínimo, que no era la primera vez que sucedía, cambió la historia de Estados Unidos y encendió los debates sobre los derechos de los afroamericanos. Después de ese día las comunidades afro organizaron un boicot contra los autobuses para exigir ser reconocidos como iguales. Entre los protestantes estuvo el pastor y líder por la defensa de la igualdad, Martin Luther King. Todo sucedió en un contexto de racismo americano. Rosa Parks había nacido el 4 de febrero de 1913 y vivía en Alabama, un estado históricamente racista, donde se ejercían aún las leyes que impedían a los negros hasta compartir baños con los blancos o estudiar en sus mismas escuelas.
Por el boicot que desencadenó la acción de Rosa Parks la policía detuvo a más de 100 personas, las compañías de autobuses estuvieron a punto de la bancarrota y Martin Luther King tuvo uno de sus primeros papeles al frente de las comunidades afroamericanas. Lo designaron como líder del Montgomery Improvement Asossiation que lideraba el boicot. Dos años después, la Corte Constitucional americana declaró que las personas de color podrían sentarse en cualquier lugar del bus sin ceder el asiento. Ese fue el inicio de una extensa batalla por todos los derechos civiles.