Una de las primeras manifestaciones del movimiento LGTB del estado fue en Euskal Herria. El 25 de noviembre de 1977 Bilbao celebró una histórica manifestación contra la Ley de Peligrosidad Social. Asistieron cerca de 4.000 personas, y la policía disolvió la marcha con violencia.
En otoño del mismo año 77, EHGAM redactó su primera plataforma reivindicativa en una Asamblea extraordinaria que tuvo lugar en Markina. Las demandas que allí se dieron a conocer siguen siendo las señas de identidad del movimiento gay vasco. Es decir, EHGAM nació con el objetivo, en primer lugar, de defender la pluralidad sexual de todo ser humano.
Por otro lado el grupo nació y se desarrolló como movimiento con relación a otros grupos y procesos de vindicación social (movimientos feminista, ecologista, vecinal, antimilitarista, euskaltzale...) con el claro propósito de llevar a cabo un cambio profundo en las relaciones sociales y de la propia sociedad.
El 24 de junio de 1978 de 1978 Bilbao celebró ya su primera manifestación del Orgullo. El lema, ‘Homosexualitea kalera (‘La homosexualidad a la calle’). No fue una marcha multitudinaria, pero tampoco lo fue la primera de Madrid, ese mismo año. En el 77, Barcelona hizo también sus pinitos.
No fue hasta 1979 cuando se logró despenalizar la homosexualidad, al desaparecer dicha figura de la Ley de Peligrosidad Social, y considerada como el primer gran logro del movimiento LGTB.
Lo que hoy es una colorida fiesta, comenzó como manifestaciones de protesta en contra de la
represión del movimiento y a favor de sus derechos fundamentales. No
podemos negar que las cosas han ido mejorando, pero tampoco podemos
ignorar que siguen habiendo obstáculos y prejuicios negativos.
Estos últimos años organizadores LGTB de varios países han decidido que en lugar de la celebración del desfile ya tradicional, es momento de regresar a la protesta. La idea del desfile es alegre, es de celebración. Porque se han logrado avances importantes. Pero cuando vemos que aún hay trabajo por hacer, cuando tenemos crímenes de odio y prejuicios y la homofobia y la transfobia siguen rampantes, tal vez sea tiempo de recordar cómo comenzamos.
Lo fascinante de la historia es que nos deja lecciones sobre los hechos que nos trajeron a donde estamos. Si la ignoramos estamos casi condenados a repetirlos. Y si con cada avance bajamos la guardia, es lo mismo que abandonar la lucha. Porque ganar una batalla no es igual a ganar la guerra.
Celebramos las victorias, sí. Es importante y alentador. Pero hay que seguir luchando por conseguir todos los derechos que se niegan. Es necesario seguir reivindicando. Las actividades despolitizadas
encaminadas al consumo nos cosifican como atractivo turístico. El 28J es y
será en Bilbo una fecha de reivindicación social y de calle del
Movimiento de Liberación Sexual. ¡No a la mercantilización de las
libertades y derechos sexuales!