Si
ahora mismo en Europa o en otro lugar del mundo occidental
preguntásemos a que animal se le considera simbólicamente rey, casi todo
el mundo respondería: el león.
¿El león? Pero hace miles de años que no hay leones en Europa. Los
últimos leones europeos se extinguieron en el periodo
paleolítico, y nada tienen que ver con los leones africanos actuales. En
los diferentes lugares
del mundo, el animal simbólicamente rey es siempre un animal de esa
zona. Sólo Europa tiene un animal foráneo como rey.
Sin embargo, el león no siempre estuvo considerado simbólicamente rey de los animales en Europa, el oso lo
precedió durante milenios y también el águila, gure arrano, símbolo de guerreros y representación solar en forma de ave. El
león comenzó a ser considerado simbólicamente rey hacia el año 1000, porque hacia
esa época, la guerra que la Iglesia cristiana había declarado al oso,
estaba comenzando a ser ganada.
Históricamente
humanos y osos convivieron y se relacionaron en los mismos hábitats
de Europa desde hace más de 80.000 años. Una sepultura neandertal en la
cueva de Regourdou, está asociada con una sepultura de oso pardo bajo
la misma losa y en diferentes cuevas europeas hay depósitos de
osamentas de osos. Los antropólogos discuten sobre si existió o no una
religión del oso en el paleolítico, pero lo que sí es cierto, es que en
esas épocas históricas, el oso pardo era el animal
salvaje sin rival en Europa, era considerado simbólicamente como rey de
los animales y era representado
por unos dioses, mejor dicho unas diosas que en su nombre declaraban su
origen ursino. Entre nosotros los vascos las creencias populares
interpretaban que el oso lleva en su vientre las almas
de los muertos y por ello se le considera señor de las almas y de la
caza y por su simbolismo lunar se le concedían
cualidades maternales y femenina.
Hija de Zeus y Leto, hermana melliza de Apolo, veloz corredora, salvaje, protectora de los
animales salvajes, Ártemisa lleva en su nombre en su nombre la raíz
indoeuropea art, que quiere decir oso y viene probablemente del remoto paleolítico, cuando el mundo
mediterráneo, cubierto de bosques, era también territorio del oso. Su
mito relacionado con Calisto, transformada en la Osa mayor, y su hijo
Arcas, rey de Arcadia, la tierra de los osos.
La religión celta también tenían en diferentes lugares diosas que eran
parecidas a la Ártemisa griega, y los romanos no atacaron estos cultos sino que asimilaron estos dioses
por su parecido con los dioses del mundo clásico…
Pero
el cristianismo
llegó y se encontró con que en la Europa pagana el
oso era el animal regio, venerado por los guerreros, se encontró con que
el oso era objeto de culto entre los germanos, entre los eslavos entre
los escandinavos,
que seguía siendo recordado en el mundo celta y en el mediterráneo y que
entre nosotros los vascos el oso, nuestro hartza ocupaba dentro del
folklore un lugar de gran relevancia....Para la religión cristiana el
oso era el símbolo rival
de la cruz así que la Iglesia le declaró la guerra y le combatió por
todos los
medios.
Los medios utilizados en esta guerra contra el oso fueron de todo tipo.
Uno de ellos fue el exterminio. Durante siglos se organizaron masacres
que fueron despoblando de osos los bosques de Europa hasta el punto que
para el siglo XIV su hábitat es el que tiene actualmente, las zonas
montañosas, incluidas las de la Europa mediterránea y los bosques del
este del Europa. El retroceso del bosque en toda la Edad Media ayudó
también a su desaparición en muchas zonas.
Otro medio ya usado por la Iglesia en otros casos fue cristianizar las
fechas del calendario que tenían que ver con el oso. El 11 de noviembre,
que se celebraba el comienzo de la hibernación del oso se convirtió en
el día de San Martín, quizá el santo más popular de la Edad Media. Más
importantes eran las celebraciones del momento en que el oso despertaba
y que anunciaban el final del invierno. En toda Europa se celebraban
ceremonias ursinas que anunciaban el carnaval, en estas fechas se
colocaron la Candelaria (2 de febrero), San Blas (3 de febrero) y San
Valentín (14 de febrero).
Al exterminio y la cristianización se sumó la sustitución del oso por
el león, un animal foráneo que tenía prestigio bíblico. Al oso se lo asoció
con el diablo, se lo ridiculizó, se le convirtió en animal de circo con la nariz atravesada por una argolla de la que pendía una cadena
y después ya, en la Edad Moderna siendo como era el animal salvaje más
importante de Europa, recibió un total desprecio e indiferencia por los
primeros
zoólogos.
Esta historia de la relación humana con el oso probablemente no
tendrá más final que la extinción total del animal. No solo del oso
pardo europeo y americano, sino también de su primo el oso polar. El oso
parece destinado a desaparecer, porque simbólicamente ya ha
desaparecido del mundo de los animales salvajes. Como dice Michel Pastoureau: al matar al oso, su pariente, su
semejante, su primer dios, el hombre ha matado desde hace tiempo su
propia memoria y simbólicamente se ha matado un poco a sí mismo.
Para que eso no ocurra, practiquemos resistencia identitaria y reivindiquemos al oso. Gora hartza askatuta!!
Fuente: Hesperetusa.wordpress