miércoles, 5 de enero de 2022

¿Sabíais que el Roscón de Reyes no tiene nada que ver con la navidad?


El roscón de Reyes, este tradicional bollo navideño, esconde mucho más que un muñeco de cerámica o una legumbre en su interior, y es que existe una larga historia que nada tiene que ver con el cristianismo ni la llegada de los Reyes Magos.

Su historia se remonta a los romanos y a una tradición nada religiosa. Para ser exactos, este dulce se asocia a 'Las Saturnales', unas fiestas paganas que celebraban los romanos en honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha, y que originalmente transcurrían entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno.

En esos días, llenos de diversión y regalos, había numerosos banquetes y, entre las muchas viandas que se elaboraban, había una torta a base de miel en la que se introducían frutos secos, dátiles e higos. Con el tiempo se convirtió en el postre más popular, y ya en el siglo III d.C. se introdujo también un haba, símbolo de prosperidad y fertilidad. Al que la encontraba se le auguraba fortuna el resto del año.

Si bien desaparecieron las Saturnales, este postre perduró y la torta, con el tiempo, fue adquiriendo forma de roscón. Aunque la tradición se perdió en muchos lugares, si arraigó en algunos sitios como Francia, donde se convirtió en una tradición entre la nobleza. Así, en el siglo XVIII se sustituyó el haba por una moneda y, más tarde, por una figurita de cerámica.

En el siglo XIX se volvió a recuperar el haba. Al que le tocaba la figurita se convertía en rey de la fiesta y al que le salía el haba era el tonto del haba (que derivó en tontolaba).