lunes, 13 de diciembre de 2021

Por santa Lucía ya se alarga la tarde, pero aún mengua el día

 


1. "Por Santa Lucía (13Dic), mengua la noche y crece el día". Falso. Se alarga la tarde, pero las horas de luz no ganan hasta después del solsticio de invierno (20-23Dic)

2. "A partir del solsticio de invierno (20-23Dic), tarde y mañana crecen". Falso. La mañana no gana hasta después de Reyes (10-11Ene)

Santa Luzi: gaua moztu eta eguna hazi.
Santa Lucía, el más corto de los días
Santa Lucía, la más larga noche y el más corto día
Por Santa Lucía, acorta la noche y alarga el día.
Por Santa Lucía, achica la noche y agranda el día.
Día de Santa Lucía, mengua la noche y crece el día
En llegando Santa Lucía, un palmo crece el día.
Per Santa Lucía tanto como salta la pulga crez el día
Por Santa Lucía mengua la noche y crece el día un paso de gallina
A Santa Lucia - pas ad furmìa
Por Santa Lucía, mengua la noche y crece el día, y hasta Navidad en su ser está
Por Santa Lucía, crecen las noches y menguan los días. Ni creció ni menguó hasta que el Niño Dios no nació
Por Santa Lucía, achican las noches y agrandan los días; primero a tumbo de piojo; después, a paso de gallina; por Navidad, los ciegos lo verán.
Por Santa Lucía, crece el día un paso de gallina; por Navidad, cada necio lo verá.

Como se puede observar el dicho tiene múltiples variantes y en diversas lenguas y culturas. Todas ellas coinciden en situar el 13 de diciembre, festividad Santa Lucía, el inicio del crecimiento de los días. Sin embargo, en el hemisferio Norte ese fenómeno se corresponde con el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. ¿Por qué, entonces, se fecha el día 13? ¿Por qué ese desfase de fechas, de casi un mes, entre el amanecer antes (10 de enero) y el oscurecer más tarde (santa Lucía)? ¿no deberían producirse a la vez, el día del solsticio? 

Tal desfase de fechas es debido a la reforma gregoriana del calendario que tuvo lugar en 1582. El calendario que venía empleándose hasta entonces era el juliano, llamado así en honor a Julio César, que con el paso de los siglos fue desfasándose del ciclo astronómico, lo que obligó al Papa Gregorio XIII a cambiarlo por otro más exacto. Para corregir el desfase acumulado se tomó una decisión sin precedentes, ya que se eliminaron de una tacada 10 días del calendario, y del jueves 4 de octubre de aquel año de 1582 se pasó al viernes 15 de octubre.

En los años previos a la reforma gregoriana, el 13 de diciembre juliano equivalía al 23 de diciembre de nuestro actual calendario; es decir coincidía en fechas con el momento aproximado en el que tenía lugar el solsticio de invierno. El refrán es por tanto correcto en ese contexto; es decir, siempre que nos refiramos a las fechas según el calendario juliano.

Hay otro dato curioso, y es que en los países que no seguían la doctrina católica dictada por Roma, se tardó bastante más tiempo en adoptar el calendario gregoriano. Grecia fue el caso más extremo, ya que no lo hizo hasta 1923. En los países nórdicos, a pesar adoptarlo bastante antes, en el siglo XVIII, la iglesia ortodoxa ha seguido manteniendo el calendario juliano, de ahí que celebren la llegada del solsticio de invierno el día de Santa Lucía, siendo una de las fiestas de mayor tradición popular en países como Suecia o Noruega.

Aunque nos refiramos al solsticio de invierno como el día más corto del año (entendiendo como día el tiempo en el que el disco solar se encuentra –aunque sea parcialmente– por encima del horizonte), si miramos los datos de salidas y puestas de sol en un anuario astronómico comprobaremos cómo hay varios días alrededor de la fecha del 21 de diciembre que tienen igual duración. El desempate se produciría en el momento en que midiéramos el tiempo con una precisión de segundos (en los calendarios y anuarios de uso común, aparecen las efemérides indicadas en horas y minutos).

domingo, 5 de diciembre de 2021

Imágenes de personas hurgando entre desperdicios de animales alertan sobre el hambre en Brasil


Con el título “Camión con piel y huesos se convierte en esperanza de alimento para los que pasan hambre”, el diario Extra de Brasil publicaba el 29 de septiembre una serie de espeluznantes imágenes de brasileños buscando comida entre huesos, sobras y entrañas, recolectados en supermercados y destinados a fábricas de jabones y alimentos para mascotas.



Las imágenes, que hablan por si solas, ponen de manifiesto que la sombra de la hambruna está volviendo a planear sobre gran parte de los brasileños. Según datos recogidos por la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Rede Penssan) unos 20 millones de personas no tienen asegurada la alimentación diaria. En la mayoría de las ciudades del país, mendigos de todas las edades deambulan por las calles tratando de mantenerse con vida y dormir en las aceras incluso en barrios ricos como Copacabana e Ipanema en Río, Savassi en Belo Horizonte o Higienópolis en Sao Paulo.

Los números contrastan fuertemente con el hecho que Brasil es el principal exportador de carne vacuna del mundo, con la mayor cantidad de ganado que cualquier otro país. Así, mientras en las tiendas de los barrios periféricos se están volviendo a ver carteles que anuncian venta de huesos para acompañar un plato de sopa; en los supermercados de las zonas de alto standing, la carne es un artículo de lujo que llega a las estanterías con sensores de seguridad. 



En 2014 con el anterior gobierno progresista,, Brasil consiguió salir del Mapa del Hambre de la FAO gracias a programas sociales como el Bolsa Familia, pero la llegada de la derecha al poder después del golpe institucional y jurídico que defenestró a la presidenta Dilma Rousseff, hambre, desempleo y miseria volvieron a instalarse en el país sobre todo después de la llegada del ultraderechista Jair Bolsonaro. La inflación de los alimentos es el resultado del desmantelamiento de las políticas de regulación de los precios practicada por los gobiernos anteriores. El equipo económico del presidente Jair Bolsonaro prefirió vender las reservas alimentarias, que antiguamente eran acumuladas para hacer frente a la turbulencia de los mercados y conseguir frenar los precios.

Millones de brasileños están pasando hambre porque se está especulando con el precio de los alimentos, los productores calculan el precio en el mercado internacional y venden dentro de Brasil a precios próximos a los del mercado internacional. Cuando los precios suben en el extranjero o cuando el dólar se revaloriza con respecto al real, los precios de los alimentos acaban subiendo porque los productores dicen que si los brasileños no pueden pagar esos precios, los colocan en el mercado internacional porque así ganan más.

Esa manera de proceder no es cosa nueva, en Venezuela los empresarios agroindustriales llevan toda la vida intentando especular con los precios, la diferencia con Brasil, es que en Venezuela es el Estado quien se encarga de fijar una lista de precios obligatorios con el fin de evitar dicha especulación. La regulación de precios ha sido una constante de los gobiernos chavistas y por eso a pesar de que la inflación unida al bloqueo ha golpeado fuerte a la economía venezolana, el reparto de cajas CLAP entre los mas desfavorecidos ha sido una forma de garantizar el acceso a productos alimenticios básicos de 6 millones de familias venezolanas, a través de la organización popular.


Curiosamente, a pesar de que la regulación de los precios de los alimentos básicos impidió la especulación y por ende que la población venezolana llegara a sufrir hambruna, y a pesar de que Venezuela exhibe el mejor registro de manejo de la pandemia a nivel continental, organismos como la OEA, Human Rights Watch, y artistillas de medio pelo como Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Carlos Baute, Carlos Vives, Luis Fonsi etc se dedicaron a difundir la matriz de opinión de que Venezuela vive una crisis humanitaria. Por el contrario, ahora permanecen, sordos, mudos y ciegos ante la inseguridad alimentaria que vive el país carioca y ante la nefasta gestión de la pandemia, que fue calificada de simple “gripinha” que se solucionaría dejando que la gente se contagiara para conseguir la "inmunidad de rebaño" lo cual ha provocado ya mas de 600.000 muertes y más de 21 millones de contagiados convirtiéndose en el segundo país del mundo más afectado por la pandemia, tan solo por detrás de Estados Unidos.


Bolsonaro ha sido un personaje nefasto para Brasil, durante la campaña electoral ya realizó numerosas declaraciones machistas, homófobas y racistas, y una vez en el cargo ha aprobado leyes muy controvertidas para facilitar el acceso a las armas, limitar los derechos de las comunidades indígenas en el Amazonas o denegar la indemnización a las víctimas de la dictadura militar de 1964.

Quienes le apoyaron fueron el capital financiero y sus representantes, los oligopolios y una parte de las fuerzas armadas. Bolsonaro nunca fue moderado, es el típico personaje neofascista. Las fuerzas que lo apoyaron son responsables del golpe al gobierno progresista, de la hambruna que están sufriendo 20 millones de personas, de la bestial desforestación del Amazonas y de la muerte de miles de personas por covid que pudieron haberse evitado.