sábado, 2 de febrero de 2013

El oso, símbolo de la resistencia identitaria



Si ahora mismo en Europa o en otro lugar del mundo occidental preguntásemos a que animal se le considera simbólicamente rey, casi todo el mundo respondería: el león. ¿El león? Pero hace miles de años que no hay leones en Europa. Los últimos leones europeos se extinguieron en el periodo paleolítico, y nada tienen que ver con los leones africanos actuales. En los diferentes lugares del mundo, el animal simbólicamente rey es siempre un animal de esa zona. Sólo Europa tiene un animal foráneo como rey.

Sin embargo, el león no siempre estuvo considerado simbólicamente rey de los animales en Europa, el oso lo precedió durante milenios y también el águila, gure arrano, símbolo de guerreros y representación solar en forma de ave. El león comenzó a ser considerado simbólicamente rey hacia el año 1000, porque hacia esa época, la guerra que la Iglesia cristiana había declarado al oso, estaba comenzando a ser ganada.

Históricamente humanos y osos convivieron y se relacionaron en los mismos hábitats de Europa desde hace más de 80.000 años. Una sepultura neandertal en la cueva de Regourdou, está asociada con una sepultura de oso pardo bajo la misma losa y en diferentes cuevas europeas hay depósitos de osamentas  de osos. Los antropólogos discuten sobre si existió o no una religión del oso en el paleolítico, pero lo que sí es cierto, es que en esas épocas históricas, el oso pardo era el animal salvaje sin rival en Europa, era considerado simbólicamente como rey de los animales y era representado por unos dioses, mejor dicho unas diosas que en su nombre declaraban su origen ursino. Entre nosotros los vascos las creencias populares interpretaban que el oso lleva en su vientre las almas de los muertos y por ello se le considera señor de las almas y de la caza y por su simbolismo lunar se le concedían cualidades maternales y femenina.

Hija de Zeus y Leto, hermana melliza de Apolo, veloz corredora, salvaje, protectora de los animales salvajes, Ártemisa lleva en su nombre en su nombre la raíz indoeuropea art, que quiere decir oso y viene probablemente del remoto paleolítico, cuando el mundo mediterráneo, cubierto de bosques, era también territorio del oso. Su mito relacionado con Calisto, transformada en la Osa mayor, y su hijo Arcas, rey de Arcadia, la tierra de los osos.

La religión celta también tenían en diferentes lugares diosas que eran parecidas a la Ártemisa griega, y los romanos no atacaron estos cultos sino que asimilaron estos dioses por su parecido con los dioses del mundo clásico… 

Pero el cristianismo llegó y se encontró con que en la Europa pagana el oso era el animal regio, venerado por los guerreros, se encontró con que el oso era objeto de culto entre los germanos, entre los eslavos entre los escandinavos, que seguía siendo recordado en el mundo celta y en el mediterráneo y que entre nosotros los vascos el oso, nuestro hartza ocupaba dentro del folklore un lugar de gran relevancia....Para la religión cristiana el oso era el símbolo rival de la cruz así que la Iglesia le declaró la guerra y le combatió por todos los medios.

Los medios utilizados en esta guerra contra el oso fueron de todo tipo. Uno de ellos fue el exterminio. Durante siglos se organizaron masacres que fueron despoblando de osos los bosques de Europa hasta el punto que para el siglo XIV su hábitat es el que tiene actualmente, las zonas montañosas, incluidas las de la Europa mediterránea y los bosques del este del Europa. El retroceso del bosque en toda la Edad Media ayudó también a su desaparición en muchas zonas.

Otro medio ya usado por la Iglesia en otros casos fue cristianizar las fechas del calendario que tenían que ver con el oso. El 11 de noviembre, que se celebraba el comienzo de la hibernación del oso se convirtió en el día de San Martín, quizá el santo más popular de la Edad Media. Más importantes eran las celebraciones  del momento en que el oso despertaba y que anunciaban el final del invierno. En toda Europa se celebraban ceremonias ursinas que anunciaban el carnaval, en estas fechas se colocaron la Candelaria (2 de febrero), San Blas (3 de febrero) y San Valentín (14 de febrero).

Al exterminio y la cristianización se sumó la sustitución del oso por el león, un animal foráneo que tenía prestigio bíblico. Al oso se lo asoció con el diablo, se lo ridiculizó, se le convirtió en animal de circo con la nariz atravesada por una argolla de la que pendía una cadena y después ya, en la Edad Moderna siendo como era el animal salvaje más importante de Europa, recibió un total desprecio e indiferencia por los primeros zoólogos.

Esta historia de la relación humana con el oso probablemente no tendrá más final que la extinción total del animal. No solo del oso pardo europeo y americano, sino también de su primo el oso polar. El oso parece destinado a desaparecer, porque simbólicamente ya ha desaparecido del mundo de los animales salvajes. Como dice Michel Pastoureau: al matar al oso, su pariente, su semejante, su primer dios, el hombre ha matado desde hace tiempo su propia memoria y simbólicamente se ha matado un poco a sí mismo.

Para que eso no ocurra, practiquemos resistencia identitaria y reivindiquemos al oso. Gora hartza askatuta!!

Fuente: Hesperetusa.wordpress

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