El 11 de agosto de 1994 fallecía el montañero vasco "Atxo" Apellaniz durante el descenso de su expedición al K2.
La muerte de Juan Antonio "Atxo" Apellániz fue una de las más dramáticas que se recuerdan, estuvo casi seis días por encima de los 7959 metros, cuatro de ellos durmiendo al raso, sin comida ni bebida, con el escaso oxígeno de las alturas y a temperaturas bajo cero. Pudo comunicarse con el campamento base mediante una radio que grabó su evolución hasta los últimos instantes de su vida. La tragedia ocurrió en una expedición organizada por el programa Al Filo De Lo Imposible.
Juanjo San Sebastián, su compañero de cordada, pudo elegir entre abandonar a su amigo o volver a rescatarle, el bilbaino se arriesgó y le arrastró hasta la tienda de campaña en un ejercicio de solidaridad que le costó siete dedos de las manos. Los compañeros consiguieron bajarlo hasta el campamento II pero allí se apagó como una cerilla. Murió de agotamiento pero rodeado de sus amigos.
Aunque mucha gente lo desconoce, Juanjo San Sebastián, quien después de esta tragedia se convirtió en un símbolo de los valores del alpinismo, antes de ser escalador fue refugiado político, sindicalista y preso político. Militó en ETA VI-LCR y estuvo escapado durante un año en Gipuzkoa. Después se marchó a Gasteiz, donde fue testigo directo de los acontecimientos del 3 de marzo de 1976. Estuvo preso en Carabanchel y al de poco fue amnistiado.
Además de haber sido un gran alpinista también es un gran escritor escribió "Cita con la Cumbre" uno de esos libros que todo las personas, montañeras o no, deberían leer. Una reflexión sobre la amistad, la vida y la muerte.
Nada nos hace más civilizados, y entrañablemente humanos, que el ejemplo de solidaridad, compromiso, valentía, cultura e inteligencia, que representa Juanjo San Sebastián.
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