El 11 de agosto de 1936, los franquistas, que acababan de tomar Tolosa, apilaron en la Plaza Zaharra los libros de la imprenta de Ixaka Lopez Mendizabal, los libros en euskara de la biblioteca municipal y de las escuelas, y los prendieron fuego.
Lo que hicieron los nazis el 10 de mayo de 1933 en Bebelplatz de Berlín lo hicieron los franquistas aquí, en Euskadi, en la tarde del 11 de agosto de 1936, nada más tomar Tolosa.
Para ahondar en la aniquilación de la cultura vasca, a los pocos meses, el 1 de febrero de 1937, el gobierno franquista dictó la orden de expurgo de libros en euskara de las bibliotecas y escuelas, y las ikastolas recibieron el mismo castigo.
La guerra civil modificó la vida de aquella sociedad. Y quemó en la hoguera los frutos más sobresalientes del Renacimiento Vasco. El euskara fue prohibido en su propia casa. Pero la cultura vasca resurgió de aquellas cenizas y echó de nuevo a volar.
Hoy queremos recordar aquel terrible episodio, la quema de libros de Tolosa, y manifestar a la sociedad vasca que no se puede repetir algo así, ni aquí, ni en ningún otro sitio. Queremos reivindicar la respuesta dada por este pueblo al intento de genocidio cultural realizado contra la cultura vasca, respuesta que supuso el resurgimiento del euskara y de la cultura vasca.
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