Ernesto “Che” Guevara, nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina, eligió un camino distinto al que muchos podrían imaginar para él dada su privilegiada posición económica.
Pudo ser abogado pero se interesó por la medicina y por la política. La Guerra Civil española lo puso en contacto con la realidad política y social del mundo y un recorrido de cuatro mil 500 kilómetros por las regiones más pobres de Argentina, le abrió los ojos ante la desigualdad.
La medicina fue el puente para alcanzar lo que sería su destino: hacer la revolución para lograr un cambio social en América Latina. Pero el periodismo lo acompañó durante toda su vida, incluso durante sus largos días de lucha en la Sierra Maestra, en Cuba.
Cultivó un gran amor por la literatura y la poesía, de hecho, en sus labores como periodista para agencias de noticias, siempre estuvo dispuesto a dejar apuntes de su realidad, no solo en lo político sino también en los deportes y la cultura.
En sus numerosos viajes por América Latina, recogió los deseos de cambio y de justicia de los pueblos oprimidos. “Ese vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí”, relató en una de las crónicas posteriores a su segundo viaje.
El Che veía la injusticia. Era un marxista autodidacta que luchó por el socialismo para reemplazar al capitalismo. “El deber de todo revolucionario es hacer la revolución”. Es el ícono de la izquierda en América Latina y el mundo, rechazó las injusticias y la rebeldía ante un sistema que generaba y aún genera profundas desigualdades sociales.
Fue capturado mientras impulsaba la instalación de focos guerrilleros en Bolivia, el 8 de octubre de 1967 junto a un grupo de combatientes de la guerrilla, y ejecutado de manera clandestina un día después, un 9 de octubre de 1967, por orden de la CIA. La muerte no fue suficiente para acabar con el respeto y admiración por el líder revolucionario y su papel en la historia.
Aún después de su muerte, el Che y sus ideas siguen vivos en los movimientos que reclaman un cambio en las estructuras de poder. Destacadas figuras del arte, la política y el deporte y de diversas corrientes ideológicas, forman parte de los personajes que se han identificado con su figura e ideales.
El avance de los gobiernos progresistas en América Latina muestran que el ejemplo de heroísmo y honestidad de este revolucionario ha llegado a los jóvenes, trabajadores y campesinos que luchan para lograr una sociedad de justicia social.