Si el 31 de octubre fue la Noche de las ánimas (Arimen gaua euskaraz ) hoy 2 de noviembre se celebra el Día de las ánimas (Arimen eguna euskaraz). El Día de Ánimas, en Eibar era antigua costumbre comer y beber en la taberna hasta emborracharse. Y también, comer castañas asadas juntos chicas y chicos. La costumbre de comer castañas asadas con motivo de las festividades de las Animas, ha sido común en toda la zona norte de la Península. Así mientras nosotros le llamábamos "kastañarre-eguna", los catalanes le llaman "castanyadas", en Galicia "magostos" y en Asturias le llaman "maguestu" al rito de comer en cuadrilla, castañas asadas con sidra dulce por estas fechas.
Con el tiempo fueron también apareciendo nuevos productos alimenticios mas elaborados: en Ciudad Real los "tostones"; en Andalucía las tortas o "dobladitas" en Cuenca "los roscos" que los padrinos y madrinas regalaban a sus ahijados; en Cataluña "los panellet" dulce compuesto de harina, almendras, azúcar, huevos y adornados con piñones; en Castilla-La Mancha en general las "gachas dulces" y los "puches" parecidos a los descritos para Cataluña y en Albacete llamaban "nuegados". En La Sagra (Toledo) se hacían para tal fecha unos panes en forma humana.
Pero si todos estos alimentos señalados hasta aquí son alimentos que se toman en honor de los difuntos, existía toda una suerte de alimentos que eran para los difuntos, esto es que estaban destinados a los difuntos. Así, en varias zonas de Francia como en Ariège y Rousillon, en tal día se comen castañas y se dejan unas cuantas encima de la mesa y en peldaños de la escalera, "para los difuntos". Igual costumbre había en Portugal. Se consideraba que el difunto, en tales fechas, volvía a visitar su hogar y por ello se les dejaba alimentos. En muchas casas del campo de Ibiza se les dejaba una luz encendida y comida sobre una mesa, especialmente granadas y piñones, ambos frutos abiertos, para que al comerlos, los familiares difuntos que venían de visita hicieran el menor ruido posible y no despertaran a los vivos que dormían tranquilos.
En muchas zonas de todo América en tal día se prepara el plato preferido por el difunto. En Tucumán (México) se deja en una habitación. Al día siguiente se lo comen sus deudos "aunque está ya sin la sustancia" que la habían tomado los difuntos. En otras zonas se les coloca encima de las tumbas. No está tan lejos lo que en toda la península se hacia, que era colocar un pan sobre la tumba de la familia en la iglesia. Según me contaba una persona de Amezketa, el pan que ellos llevaban a la iglesia para poner sobre el "yarleku", una vez terminada la misa se la quedaban para los sacerdotes, sacristán y serora y aunque el peso era el mismo, ya no era igual "pues ya no tenia sustancia" que era la que se lo quedaban las Animas.
Fuente: Euskonews
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