Resuenan sirenas desde la megafonía colocada para las fiestas del Carmen. Una voz explica que los militares se han sublevado contra el pueblo soberano y que el gobierno republicano lo tiene todo bajo control. Aun así, la prueba ciclista que se tenía que celebrar ese mismo día se suspende. Los bailes de la plaza de abajo, también se suspende. La actuación del germano Don Taiman queda también suspendida, más tarde, este muchacho se convertirá en uno de los pilotos que defenderán Bilbo Handia. Todo esto ocurrió el 18 de julio de 1936, hace 76 años.
Los jóvenes corrían por el pueblo para alistarse. Camionetas llenas de muchachos partían hacia el frente pertrechados con escopetas de caza, aperos de labranza o con simples palos. Eso sí, el día 20 de julio partieron los primeros voluntarios al frente, sin armas pero con el buzo oficial de guerra. La hermana de uno de esos jóvenes todavía recuerda como su hermano partió hacia el frente los primeros días de guerra con una novela del Oeste en una mano y las llaves del portal en la otra. Este muchacho sólo volvió después del bombardeo de Gernika, había perdido tanto la novela como las llaves, así como su inocencia. Entró en casa y durmió durante casi tres días seguidos. Tras el descanso volvió al frente para nunca más volver.
La junta de defensa logró organizar la defensa local con 150 guardias voluntarios de los distintos partidos políticos y sindicatos del pueblo. ANV 10, PSOE 19, Izquierda Republicana 3, CNT 24, SOV 14, ANV Autónoma 18, PC 8, Casa del Pueblo 33, PNV 17 Y Acción Republicana 6. En total 150 guardias que generaron una fuerte polémica con Bilbao, que sólo disponía de permiso para tener 100 guardias. La diferencia del número de guardias reside en que Barakaldo tenía en aquel momento un área mayor que el de Bilbao.
Con respecto a los guardias decir que estos hacían distintos turnos de vigilancia y que los que primero hacían el turno tenían que dejar el arma a los que hacían el segundo turno de vigilancia. Pero al final las armas fueron requisadas para ser enviadas al frente. Ante esta causalidad, el Ayuntamiento decidió requisar todas las armas del pueblo, aunque fueran para cazar. Aún así, el 4 de septiembre se habló en la junta de defensa el problema de la vigilancia de San Vicente. Durante el día se hacían tres turnos de vigilancia con 12 guardias cada uno, pero por la noche se hacía un único turno de seis guardias. Otra queja fue que en la zona de Alonsotegi no había guardias que vigilaran la zona.
De este modo comenzó la Guerra Civil en Barakaldo. Esta historia es prácticamente desconocida.
Fuente: Ezagutu Barakaldo, texto de Koldobika López Grandoso
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