domingo, 19 de julio de 2020

19 de julio de 1522 • Cae el castillo de Amaiur, el Álamo vasco



Tal día como hoy, un 19 de julio de 1522, cayó el castillo de Amaiur. Acorralados por un ejército muy superior, refugiados en un castillo medieval, conscientes de lo que se les echaba encima, cerca de 200 soldados navarros se aferraron a la idea de un reino que se resistía a ser conquistado.

Bombardeados y asediados durante seis días, optaron por un mal menor: capitular. Fue el anteúltimo episodio de la resistencia legitimista frente al invasor, Fernando El Falsario y sus tropas castellanas, antes de la toma de Hondarribia, que tendría lugar dos años después.

Salvando las distancias, y las cifras, Amaiur puede considerarse como El Álamo vasco, pero, a pesar de la importancia del acontecimiento, este episodio de la historia de Euskal Herria ha sido ignorado y denostado por el Gobierno de Navarra durante decenios. Por contra, entidades como Nabarralde o la Sociedad de Ciencias Aranzadi se han afanado en investigar y mostrar los hechos, algo que incomoda a todas las personas que han defendido una teoría que ya no se sostiene: la de la incorporación pacífica de Nafarroa al Reino de Castilla.

La Sociedad de Ciencias Aranzadi se acercó hasta la loma de Gaztelu, en Amaiur, en 2005, y al año siguiente comenzaron a excavar la tierra con la ayuda de unas pocas entidades y de un nutrido grupo de voluntarios. El pueblo de Amaiur quería saber qué se escondía tras los escombros del monte Gaztelu. Solo había un monolito, un obelisco erigido en 1922, que fue destruido en 1931 y fue restituido en 1982. El alcalde pidió ayuda a instituciones de toda Euskal Herria y solo respondió Aranzadi.

El equipo de Aranzadi examinó toda la documentación del Archivo General de Navarra, y encontraron que los reyes navarros habían llevado un registro minucioso de todo lo que se hacía en el Viejo Reyno desde el siglo XIII, y se pusieron manos a la obra haciendo auzolan, con la ayuda del pueblo de Amaiur y en euskera. Se esforzaron por sumar al proyecto a la Universidad Vasca de Verano y a investigadores de la UPV/EHU, y conformaron un curso de arqueología para que pudiera apuntarse quien quisiera. Fue una empresa difícil, porque la historia que aconteció en Amaiur no era del gusto de quienes entonces presidían el Gobierno de Navarra.

Durante esos años, Aranzadi recibió también la ayuda del Ayuntamiento de Baztan y de Udalbide-Udalbiltza, pero en 2014 recibieron un espaldarazo inesperado: lograron una licencia administrativa que autorizaba las excavaciones. Eso sí, con la condición de investigar con sus propios recursos y de restaurar todo lo que encontraran. En 2015 consolidaron los muros que habían sido destapados e instalaron pasarelas de madera para los visitantes; además, colocaron varios paneles informativos alrededor del emplazamiento.

Los habitantes de Amaiur contribuyeron dando alojamiento y alimento a los más de cuarenta voluntarios que se acercan hasta Amaiur cada año. Estos pagan 100 euros para participar en el taller de arqueología al aire libre. En el proyecto nunca ha habido nunca nadie liberado, el trabajo de ingenieros, arquitectos y trabajadores de la excavación ha sido gratuito. Los vecinos de Amaiur valoran mucho que se hayas hecho todo sin ayuda del Gobierno de Navarra y que se haya hecho con discreción y sin crear polémicas estériles.

Amaiur apareció en los papeles por primera vez en el siglo XII, ligado al Obispado de Baiona, y en el siglo XIII ya se hace mención al castillo. A partir de ahí, los archivos revelan toda su estructura. Todo lo que se ve en los documentos lo ha encontrado después el equipo de Aranzadi bajo tierra. Han encontrado el trazado primigenio del castillo medieval, con una primera línea de murallas, con cinco torres redondas y en medio la torre principal; un lugar acondicionado para unos 20 soldados que podría albergar hasta 200 en caso de guerra".

Amaiur era un lugar clave de paso entre Baiona e Iruñea, donde se vigilaba el paso de gentes y se cobraban impuestos a los comerciantes, de ahí su importancia estratégica. Las tropas castellanas, que durante algunos años –justo antes del famoso sitio– mandaron sobre las almenas del castillo, decidieron aumentar las defensas del mismo y construyeron dos baluartes. Le añadieron las mejoras técnicas de los castillos renacentistas para hacer frente a la artillería y, a su vez, para poder colocar plataformas cañoneras en 1512.

Amaiur fue un ensayo que se realizó con los mejores técnicos italianos, que trabajan para el imperio español, y para nosotros es importante que se hayan localizado más de 2.000 restos arqueológicos (los más antiguos datan del siglo XIII), como la espada ropera, bolas de cañón de casi quince kilos, fragmentos de otros proyectiles, puntas de flecha, de picas y de lanzas... ¡Y hay para otros 15 años! Lo que demuestra todo esto es que en Amaiur hubo un conflicto armado, es decir, que Nafarroa fue conquistada por Castilla. Éste es el único yacimiento donde se ve y se escenifica eso, lo que lo convierte en un lugar con una carga simbólica y sentimental muy fuerte.

La historia del castillo no se apagó con su destrucción, pues las piedras del mismo se han usado para otros menesteres, incluso para ampliar la iglesia del pueblo. En 1635 volvieron a reconstruirlo de forma parcial, con motivo de una guerra francoespañola. Más adelante, se erigió una ermita y en la Guerra de Convención se instalaron cuarteles. Ya en tiempos de Napoleón, se vuelve a reutilizar, igual que en la segunda carlistada, y, tras la Segunda Guerra Mundial, Franco construyó cuatro kilómetros de búnkeres en la zona.

"Nafar askatasunaren alde Amayurko echarrian borroka egin zuten gizonei. Betiko Argia."  Gora Nafarroa eta gora borrokatu zuten guztiek!!


Fuente: Noticias de Navarra

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