martes, 5 de marzo de 2019

Chavez en los ojos de los niños y de los pobres



El 5 de marzo del 2013, justo después de las 15:25h de la tarde, supimos de la muerte de Hugo Chávez. Algo espeso y afilado nos atravesó el espinazo y el cielo sobre Venezuela se tiñó de rojo. Ese día el mundo entero lloró su partida, y los corazones revolucionarios se vistieron de luto.

Gracias a Chávez, Venezuela recuperó su orgullo nacional, recuperó el amor por su historia, su cultura, por sus gentes, recuperó el control de sus recursos, recuperó la dignidad y la fe perdida durante los opacos años de la democracia representativa y sobre todo, ganó la consciencia de que sólo un pueblo libre y unido es dueño de su destino; dueño del camino hacia la segunda y definitiva independencia.

Desde su partida, Venezuela ha sido expuesta a todo tipo de conspiraciones: desde la más miserable guerra psicológica hasta las más terribles expresiones de terrorismo que es capaz de aplicar la derecha rancia venezolana para quedar bien con sus amos del norte (y de España).

Sin embargo el pueblo venezolano desarrolló un alto grado de conciencia sobre si mismo, sabe quién es el enemigo y se mantiene en la calle, organizado y consciente; y dispuesto, como unidad cívico militar a defender su derecho a ser libre y a construir un modelo de justicia social que fue aprobado por enorme mayoría, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Y como bien afirmaba hoy el Presidente Maduro: "Han transcurrido 7 años de tu siembra y aún duele, como ayer, tu partida. Gracias a tus enseñanzas y a tu ejemplo, hoy continuamos en lucha permanente contra los enemigos que intentaron apagar tu voz tantas veces. ¡Vivirás por siempre en cada victoria!

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