El Día de la Mujer Trabajadora no es una celebración, como muchos piensan. ¿Por qué alguien felicitaría a una mujer solo por el hecho de haber nacido con dos cromosomas XX en lugar de XY? Otra cosa que conviene aclarar es que sobre la definición del 8 de marzo existen distintas versiones. La más conocida es la de un incendio que ocurrió en una fábrica textil de Nueva York en 1857 donde habrían muerto quemadas las obreras que ese día hacían una huelga para protestar por sus precarias condiciones laborales.
Lo cierto, sin embargo, es que hubo varios incendios como este en aquellos años en los que perecieron varias decenas de mujeres y que el establecimiento de esta fecha está cruzado por una sucesión de acontecimientos marcados por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio femenino, las pugnas entre socialistas y sufragistas y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Para desterrar otro mito, hoy no se conmemora la diplomacia de mujeres acaudaladas o de buena familia que con su pasión lograron cambios en la sociedad que les permitieron más derechos; el 8 de marzo evoca sobre todo a las revolucionarias pioneras, las indignadas, las migrantes y las que pedían mayor equidad en la vida conyugal y laboral.
La Organización de las Naciones Unidas invitó en 1975 a los gobiernos a que proclamaran un día del año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. En la mayoría de los países esto se acabó conmemorando un 8 de marzo. Para la entidad, este día debe ser «un punto de convergencia de las actividades coordinadas a favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica». Según esta explicación este día no busca reconocer a las «frágiles» e «indefensas» mujeres ni regalarles felicitaciones. Es una jornada hecha para recordar que, en lo que a ellas respecta, se ha avanzado en materia de derechos, pero que permanecen aún en esa labor.
Las personas que "celebran" el 8 de marzo felicitando a las mujeres, o entregándoles un ramo de rosas o una caja de bombones, atribuyéndoles, de paso, cualidades como la belleza, la fragilidad, la dulzura, la docilidad, el misticismo femenino, la 'capacidad natural' que tiene para educar y para sacrificarse por los demás, corrompen el motivo por el que se instauró este día y, además, diluye el valor de las mujeres como personas». Y si bien puede halagar a algunas, deshumaniza al conjunto. No compañeras, el 8 de marzo no es día de celebración, el 8 de marzo es día de lucha y reivindicación.
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