lunes, 25 de julio de 2016

25 de julio de 1512



En julio de 1512, Fernando el Falsario envió al duque de Alba hacia Pamplona acompañado de un ejército dotado de abundante artillería y 16.000 soldados. El 25 de julio los invasores llegaron pronto a los alrededores de la capital la cual, con escasa capacidad defensiva, veía con estupor y congoja el mayor ejército nunca antes contemplado cercando la ciudad. Las tropas castellanas circundaban los barrios de la Merced, San Francisco, y diseminaban sus campamentos hasta los confines de la Taconera.

Pamplona intentó ganar tiempo e incluso pretendió pactar condiciones para preservar las libertades de las que habían gozado hasta ese momento. La respuesta que recibieron del jefe de las tropas castellanas, el Duque de Alba, es una de las expresiones más clarificadoras de la verdadera naturaleza de la conquista de Navarra:

“No son los vencidos quienes imponen leyes a los vencedores, sino que las reciben de éstos. Marchad pues y comunicad a vuestros convecinos que, o se entreguen sin condición alguna, poniendo en mis manos todos los bienes eclesiásticos y públicos, o si no les placen estas condiciones, sepan que han de pasar por todo lo que acontece en el asedio de las ciudades: matanzas, sin respetar edad ni sexo; incendio de las haciendas, tanto eclesiásticas como privadas, y saqueo de toda clase bienes.”


A Pamplona no les quedó más alternativa que tragarse su orgullo, su impotencia y su humillación y hubo de capitular, así, el 25 de julio de 1512, fiesta católica de Santiago, las tropas castellanas entraron en la ciudad con alarde de su potencia militar y altanería colonialista. Y con la espada, la cruz, en una invasión que, desde un primer momento, adquirió naturaleza de Cruzada.

Valles, pueblos, villas y ciudades fueron cayendo, si bien Lizarra y sobre todo Tutera resistieron todavía algún tiempo. Las tropas españolas cruzaron los Pirineos, saquearon Garazi, y desataron una campaña de incendios, saqueos y matanzas. Algunas localidades fueron arrasadas. Los españoles sembraron el terror en Navarra y uno de sus jefes, el coronel Villalba, el sanguinario matarife de la ciudad de Niebla, llegó a afirmar que este comportamiento criminal era preciso para “imponer a los pueblos un saludable temor”.


Así, gracias al terror, Fernando se hizo con Navarra en muy poco tiempo. Las tropas aragonesas obligaron a los tudelanos a rendirse, no sin antes pedir permiso a los propios reyes navarros, que se lo concedieron, como había ocurrido en Gasteiz en 1200, para evitar alargar el sufrimiento a sus súbditos. 

El proceso de aculturación que hoy sufrimos es fruto directo de esa situación de sometimiento, proceso que nos empuja y obliga a abrazar una cultura impuesta. Al borrarse nuestra memoria histórica, muchos ciudadanos vascos han dejado de sentir como suya la historia de Navarra.

Hoy, 25 de julio de 2016 se cumplen 504 años. Cinco siglos desde que fuimos invadidos por las tropas españolas. 504 años sin libertad, sin Estado, ocupadas violentamente, sin posibilidad de decidir nuestro futuro. En definitiva, cinco siglos conquistados. En estos cinco siglos han querido someternos, han intentado borrar nuestra identidad y ocultar qué fuimos y qué somos. Utilizaron la violencia, y siguen haciéndolo pero no han logrado conseguir sus objetivos ni lo lograrán. Recuperaremos nuestra memoria histórica y recuperaremos nuestra soberanía.


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