jueves, 26 de abril de 2012

El camino hacia el fascismo

El asesinato de Iñigo Cabacas por parte de la Ertzaintza esta haciendo correr ríos de tinta y se he abierto un debate en la sociedad sobre el papel que desempeñan las fuerzas de seguridad.

Llevamos unos meses, asistiendo a un aumento de la protesta social provocada por la crisis y agudizada por las políticas neoliberales que día tras día recortan derechos laborales y sociales, lo cual ha llevado a un recrudecimiento de la represión policial hacia todo tipo de protestas. En épocas de crecimiento económico la protesta social es menor y llevada a cabo por organizaciones consideradas como "radicales" y antisistema por lo que gran parte de la sociedad es ajena a la represión policial ya que ésta es selectiva pero en épocas de crisis la protesta social aumenta y entonces la represión pasa de ser selectiva a ser indiscriminada.

Con la escalada represiva que la sociedad ha sufrido en los últimos meses, parece que de repente una gran cantidad de ciudadanos han visualizado que las fuerzas de seguridad no están solo para las tareas típicas para las cuales les presenta la propaganda institucional: luchar contra el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo, sino que también están para mantener del orden público, o sea para mantener las calles libres de manifestantes que protestan por la pérdida de derechos.

La definición de fuerzas de seguridad no deja lugar a dudas, las fuerzas de seguridad son los organismos públicos que funcionan como brazo ejecutivo del Poder Judicial, empleando la fuerza para hacer cumplir la ley. A emplear la fuerza para cumplir la ley se le llama represión por lo tanto fuerzas de seguridad y fuerzas represivas son sinónimos. Esas fuerzas represivas son el instrumento del que se sirve el Estado para castigar el “delito” de atentar contra el orden establecido y la propiedad privada, las fuerzas represivas representan el Monopolio de la violencia que según Max Weber es la característica definitoria del Estado moderno.




El Estado moderno burgués nació para dar cabida al sistema capitalista, un sistema que se caracteriza por tener múltiples expresiones que van desde la socialdemocracia al fascismo pasando por el liberalismo y que según como sean las coyunturas sociales en las que el sistema se haya inmerso, el capitalismo utilizará la expresión mas adecuada para sacar el máximo rendimiento.

Tras la caída del muro de Berlín el sistema capitalista consideró que ya no era necesario mantener las mascaras de la socialdemocracia y el Estado del bienestar que el crecimiento sostenido de la economía de Europa occidental posibilitó y comenzó un lento proceso de limitación de derechos a los ciudadanos, de imposición de las leyes inexorables del mercado frente a las políticas sociales, del recorte de los logros laborales de los trabajadores, y de la conversión de la democracia representativa en un mero ritual electoral subyugado a los intereses de los que realmente deciden: las multinacionales y sus grupos de poder. Esta expresión del capitalismo se llama neoliberalismo y de ahí al fascismo hay muy poco trecho.

El fascismo es "la expresión mas elevada del capitalismo", o, dicho de otra manera, su "rostro sincero", el rostro que solo muestra cuando las circunstancias le obligan, el rostro que solo muestra  cuando los ciudadanos exigen demasiados derechos y libertades y ponen contra las cuerdas a los que acaparan los medios de producción y sus réditos. La historia nos demuestra que el malestar social por la crisis puede desembocar en revueltas de distinto calado y que cuando esas revueltas exigen derechos y libertades y le disputan al estado parte de su monopolio de la violencia, el estado actúa para recuperarlo en forma de golpe militar e imponiendo una dictadura

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