lunes, 14 de marzo de 2016

Karl Marx gogoan zaitugu!!

Tal día como hoy, el 14 de marzo de 1883, murió en Londres (Reino Unido) el fundador del verdadero socialismo, Karl Marx, quien había nacido en Tréveris, Alemania, en 1818.


Participante activo desde joven en las luchas sociales, Marx fue director de La Gaceta Renana, en cuyas páginas sometió a crítica a las diversas tendencias de la filosofía y economía burguesas. En unión con Friedrich Engels, Marx construyó una teoría revolucionaria y crítica que sirvió de base a la redacción de El Manifiesto Comunista y a un conjunto de obras, entre las cuales sobresale El Capital, con las que puso al descubierto las leyes que rigen el nacimiento, desarrollo y fin del sistema capitalista.


Marx demostró que la Humanidad se verá liberada de todas las calamidades sociales y económicas, no como resultado de las buenas intenciones y la caridad, sino de la lucha de los trabajadores organizados. Marx y Engels dejaron sentado que el socialismo no es una utopía de soñadores sino el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas. Por eso, al socialismo de Marx y Engels se le llama científico, a diferencia del socialismo utópico.


Marx y Engels establecieron que toda la historia de la Humanidad es la historia de la lucha de clases, de las sucesivas derrotas y victorias de una clase sobre otra. Esta lucha continuará hasta que desaparezca la propiedad capitalista sobre los medios de producción; inevitable debido a las contradicciones inherentes al capitalismo. Al respecto dijo Vladimir Ilich Ulianov (Lenin): “La doctrina de Marx es completa y armónica, dando a los hombres una concepción del mundo íntegra, irreconciliable con toda superstición, con toda reacción y con toda defensa de la opresión burguesa; es la legítima heredera de lo mejor que creó la Humanidad en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés”.


Marx desarrolló como base filosófica de su doctrina el materialismo, pero lo enriqueció con la dialéctica, es decir, la doctrina del desarrollo en su forma más completa y libre de unilateralidad de la teoría de la relatividad del conocimiento humano que percibe la materia en constante desarrollo. Más aún, Marx empleó para el análisis de la sociedad humana, el materialismo histórico. No hay caos ni arbitrariedad en el desarrollo social sino que éste está condicionado por el desarrollo de las fuerzas productivas. El conocimiento social del hombre refleja el régimen económico de la sociedad. Las instituciones políticas son la superestructura que se levanta sobre la base económica.


Marx desarrolló la economía política y puso en evidencia que el valor de toda mercancía se determina por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción. En el capitalismo, la fuerza de trabajo del hombre y de las mujeres se convierte en una mercancía. El obrero asalariado vende su fuerza de trabajo al propietario de los instrumentos de trabajo. El trabajador emplea una parte de la jornada de trabajo en cubrir el costo de su sustento y de su familia (el salario), durante la otra parte de la jornada trabaja gratis para el propietario, creando para el capitalista la plusvalía, fuente de las ganancias de la clase capitalista.


La teoría de la plusvalía es la base fundamental de la doctrina económica de Marx. El socialismo utópico no podía descubrir las leyes del desarrollo de la sociedad capitalista ni le encontraba solución real a los conflictos sociales, políticos y económicos. El socialismo de Marx puso al descubierto que ningún país capitalista se formó sin una lucha entre las diferentes clases sociales. La conclusión inevitable de la doctrina socialista de Marx es la teoría de la lucha de clases: “Los hombres han sido siempre y seguirán siendo, en política, víctimas necias del engaño de los demás y del propio, mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, políticas, religiosas y sociales, los intereses de tales o cuales clases sociales”.


Marx alertó contra toda tentativa a convertir su doctrina en un dogma, una letra muerta para secuestrar y hacer prisioneros a los revolucionarios e impedirles su iniciativa y creatividad. El marxismo es una guía para la acción. No es un catecismo ni un esquema inmutable. El marxismo se enriquece con las luchas y experiencias revolucionarias de los trabajadores; se enriquece con las particularidades y peculiaridades de cada situación, con las raíces históricas de cada pueblo.Los marxistas que han salido victoriosos de la dura y difícil confrontación con el sistema capitalista lo han sido porque han aplicado el marxismo en el marco de las particularidades de sus países, sus pueblos y sus historias y nunca lo asumieron dogmáticamente como un grillete. Marx no sólo fue un teórico genial cuya doctrina ha perdurado por los siglos. También fue consecuentemente organizador. A él y a Engels se debió la creación de la Asociación Internacional de los Trabajadores, la Primera Internacional. Marx unió al esfuerzo creador en el pensamiento la actividad práctica para estimular la organización y los movimientos revolucionarios, como ocurrió en 1848 y luego en la comuna de París (Francia), en 1871.




viernes, 11 de marzo de 2016

La verdad tumbó a Aznar y Otegi la dijo el primero



El 11 de marzo de 2004, el mayor atentado registrado en Europa sacudía Madrid. Diez bombas estallaron en cuatro trenes de cercanías causando 191 muertos y unos 1.500 heridos. El empeño de Aznar en mentir a su propia ciudadanía atribuyendo el atentado a ETA provocó una revuelta social y electoral que derribó al PP.

Aquella mañana, a las 09:30h, el primer político en hacer una declaración pública incriminando directamente a ETA fue el lehendakari Juan José Ibarretxe quien calificó a sus militantes de alimañas. El lehendakari abrió una puerta por la que después cruzaron sin prudencia alguna otros partidos vascos como PNV, Nafarroa Bai, Aralar y Zutik.

A las 10:30h el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, aseguró que no creía "ni como hipótesis" que ETA fuera responsable de la masacre y apuntó ya a la "resistencia árabe".

A las 13:15h el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, compareció por primera vez y aseguró que no había "duda de la autoría de ETA" y lamentó el proceso de "intoxicación" que de forma "miserable" había iniciado Otegi "para desviar la atención".

A las 14:40h el entonces presidente José María Aznar compareció a por primera vez y afirmó que "no hay negociación posible" con los asesinos y que el 11 de marzo ocupaba ya un lugar "en la historia de la infamia". En esos momentos el Ministerio de Asuntos Exteriores confirmaba a los embajadores que ETA es la autora de la masacre.

A las 20:20h Aznar telefoneó al secretario general del PSOE y a los directores de los diarios para advertirles de la aparición de una furgoneta y de la cinta en lengua árabe. Les informó de que había dado órdenes de abrir una segunda investigación relacionada con el terrorismo islámico, pero también les confirmó que se mantenía la autoría de ETA como principal hipótesis. 

A las 21:00h comienzó el Teleberri con la noticia de que Al Qaeda había reivindicado el atentado y así terminó nuestra agonía. A partir de entonces las tornas se cambiaron y la mentira golpeó a quienes la propagaron.

El 13 de marzo a las 18:00h comenzó "la noche de los mensajes cortos" y el célebre "pásalo". Una convocatoria espontánea mediante el teléfono móvil reunió a miles de ciudadanos ante la sede del PP reclamando la verdad.

El 14 de marzo fue Jornada Electoral y Aznar y su troupe de embusteros y manipuladores se dieron un buen batacazo en las urnas.

jueves, 3 de marzo de 2016

Los sucesos del 3 de marzo


Los Antecedentes

El 3 de marzo de 1976, en Euskal Herria, una de sus ciudades, Vitoria-Gasteiz, sufrió la mayor agresión vivida en su historia contra la clase obrera. Cinco trabajadores fueron asesinados y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, a resultas de los disparos efectuados por la policía armada española al desalojar una iglesia, previamente gaseada, en la cual se celebraba una asamblea de trabajadores en huelga.



En una época carente de libertades, en la cual no existían derechos de huelga, manifestación, reunión, etc. y bajo un duro régimen dictatorial, (Franco había muerto unos meses antes) en Vitoria-Gasteiz se estaba desarrollando un movimiento huelguístico ampliamente secundado por varias empresas, en base a unas reivindicaciones puramente sociolaborales.

La Manifestación

Tras dos meses largos de huelga y dos días de huelga general, el 3 de marzo estaba convocada una jornada de paro total. Este paro fue secundado por la práctica totalidad de trabajadores, tanto de empresas en lucha como otras que lo apoyaron solidariamente, así como el comercio, servicios, estudiantes, amas de casa y la ciudadanía en general. Desde la mañana, la policía intervino duramente ante cualquier atisbo de concertación o manifestación, llegando incluso a disparar fuego real, produciéndose los primeros heridos de bala.

 

Para las cinco de la tarde estaba convocada una asamblea general informativa en la iglesia de San Francisco de Asís del barrio de Zaramaga, lugar donde se acostumbraba realizar las reuniones de las Comisiones Representativas de las empresas en lucha, para informar de los acontecimientos novedosos.

La Agresión

La policía “premeditadamente” dejó que se llenara la iglesia con alrededor de cinco mil personas, permaneciendo en el exterior un número similar, y fue en ese momento cuando mandó desalojar la misma. La multitud allí congregada ante el temor de ser aporreada y agredida en su salida, se negó al abandono del recinto religioso. Hay que recalcar que los templos estaban protegidos por el Concordato, por lo cual no podían actuar ni acceder a su interior las Fuerzas Armadas, salvo urgente necesidad.


Para proceder al desalojo, la policía atacó y asaltó la iglesia con gases lacrimógenos y material antidisturbios, por lo que presos del pánico y la asfixia, los allí congregados comenzaron a salir huyendo, momento en el que los policías procedieron a golpear y disparar indiscriminadamente tanto sobre los que intentaban escapar, como sobre los que desde el exterior atraían su atención para dejar vía libre a los que abandonaban aquel infierno.

Los asesinados

Romualdo Barroso de Agrator, de 19 años, Francisco Aznar operario de panaderías y estudiante, de 17 años, Pedro Martinez Ocio trabajador de Forjas Alavesas, de 27 años, Jose Castillo trabajador de Basa, una sociedad del Grupo Arregui, de 32 años y Bienvenido Pereda trabajador de Grupos Diferenciales, con 30 años.




El primero fue ametrallado cuando intentaba salir por una ventana. El segundo recibió un disparo en la cabeza, corrió para alejarse de la iglesia y cayó muerto a unos pasos de la iglesia. Algo similar ocurrió con el tercero. Los otros dos fallecerían días más tarde a consecuencia de las heridas recibidas en la Iglesia de manos de la policía.

Memoria Histórica

Hoy, mas de 40 años después, los hechos siguen sin enjuiciarse y la versión oficial imperante es la expresada por los informes policiales, informes estos, mentirosos, manipulados y tergiversados con el único fin de amparar y cobijar a los responsables, tanto políticos como materiales de la masacre.


Por aquel entonces Manuel Fraga Iribarne era el Ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa, Ministro de Relaciones Sindicales y el General Campano, director de la Guardia Civil.


Desde 1976 hasta hoy, no ha pasado ni un año sin que se haya exigido justicia, verdad y depuración de responsabilidades por parte, no solo de los afectados, sino de todo el pueblo de Vitoria y también de Euskal Herria. Encabezados por sindicatos de clase como LAB y ESK y partidos independentistas y de izquierdas vascos, estas exigencias han sido y siguen y seguirán siendo continuas.

Fuente: © Asociación de Victimas y familiares de Victimas del 3 de Marzo