lunes, 4 de febrero de 2013

Agata deunaren bezpera / Víspera de Santa Águeda



A pesar de su origen siciliano, esta santa, fue escogida como una santa de relevancia en el cristianismo vasco. En Euskal Herria, Santa Ágeda está relacionada con las enfermedades de la mujer, muy particularmente con los problemas de lactancia y fertilidad. 
  
La fiesta de Santa Águeda comienza la noche del 4 de Febrero, durante esa noche cientos de personas se reunen en pequeños grupos para cantar, a lo largo de los pueblos, barrios y comarcas de toda Euskal Herria, canciones en honor a la Santa mientras golpean el makila (un palo de madera) contra el suelo.

Dicha actuación proviene de una antigua costumbre pagana en la que se celebra la llegada de la primavera; la tierra era golpeada con palos para hacerla que despertase poco a poco, originando semanas después la época primaveral. Muy probablemente esta costumbre estuvo relacionada con el culto a la naturaleza (la Diosa Mari) de la Euskal Herria pre-cristiana, ahora substituida por una santa católica vinculada a la fertilidad y a la lactancia de las mujeres
                         



domingo, 3 de febrero de 2013

Cientos de kilómetros de cordón

Manda la tradición. 3 de febrero, San Blas, día para comprar un cordón, colocárselo al cuello y listo. Es lo típico, es lo que creyentes y no creyentes tienen la costumbre de hacer llegada esta fecha porque hoy en Bilbao se celebra una feria, la feria de San Blas, y El Arenal se llena de puestos que venden cordones de colores y rosquillas de San Blas.


Al parecer San Blas fue un médico que, según se cuenta, curó milagrosamente a un niño al cual se le había atravesado una espina de pescado en la garganta. De ahí le viene la fama a ese santo de proteger contra los males de garganta y de ahí viene también la costumbre del cordón.

Sin embargo, en la festividad de San Blas, se perciben connotaciones etnográficas de orígenes remotos, donde el ritual pagano de antiguos pueblos agrícolas y pastoriles” no pudieron ser acallados por el cristianismo. A San Blas se le relaciona con el oso, animal mítico que juega un papel clave en el despertar de la naturaleza en su cíclica regeneración. El vasco primitivo habría celebrado ceremonias de carácter mágico destinadas a provocar el ansiado despertar de la naturaleza a la vida y la fecundidad. El oso de nuestras mascaradas y farsas carnavalescas (Arizkun) es sacado de su letargo invernal pues su despertar se vincula al de la propia Naturaleza.

También el análisis de la fase lunar en estas fechas permitía al hombre primitivo medir la distancia a la esperada luna llena vernal. De aquí el carácter augural de estos dos días en la tradición campesina. Es conocido por todos el famoso refrán "Por San Blas la cigüeña verás; y si no la vieres, año de nieves".

El día de San Blas además de comer rosquillas o torta y de ponernos un cordón, también hay costumbre de cantar con la makila. La práctica de acompañar el canto con golpes rítmicos producidos en la tierra por las makilas también tiene origen pagano y simboliza el final del invierno: los golpes anuncian a la tierra la llegada de la  primavera, el final del letargo invernal. Su propósito es despertar a la tierra a tiempo para que la cosecha sea buena.



Fuente: Euskonews




sábado, 2 de febrero de 2013

Reencuentro con la trilogía festiva


Kandelero bero, negua heldu da gero; Kandelero hotz, negua gan da motz (Si en la Candelaría hace calor, el invierno está todavía por venir; si hace frío, se marchará pronto) dice la voz popular, las esaera zaharrak, los atsotitzak

Con la entrada en el mes de febrero llegan estas tres fiestas fuertemente arraigadas en la tradición popular, aunque a estas alturas podríamos hablar de cuatro, porque el carnaval es inminente, y las tres están envueltas en esa mixtura en la que se entrelaza lo pagano con lo cristiano



Hace unos lustros, tal día como hoy 2 de febrero, la asistencia a las funciones de la parroquia era masiva, sobre todo por parte de las mujeres para quienes los asuntos de la iglesia eran parte de "sus labores". El día de la Candelaria se llevaban velas a bendecir y los cirios, las candelas y demás luminarias iluminaban los templos. Era la fiesta de la luz en el corazón del invierno pues dicha celebración cristiana es la apropiación de un rito pagano. La procesión de las candelas formaba parte de la fiesta romana de las Lupercales. Sea como fuere, en muchos pueblos servía de respiro festivo en el tedio invernal.


La trilogía que forman la Candelaria, San Blas y Santa Ágeda (2, 3 y 5 de febrero) nos traslada a los fastos del carnaval pre-cristiano e indoeuropeo, o mas lejos aún, a los ritos vinculados al oso y la llegada de la primavera de nuestros ancestros pre-indoeuropeos. Son tres fiestas más de las muchas que en nuestra cultura mezclan creencias paganas con las cristianas, y son tres fiestas mas de las que hoy en día continúan vigentes gracias al valor que se le otorga al mantenimiento de la tradición cultural.


Y mañana 3 de febrero será San Blas, abogado de los males de garganta, muy apropiado para locutores (¡y para políticos y tropa de parecido pelaje no digamos!), órgano que se suponía de trascendencia ante el peligro de fallecer sin poder exhalar el alma por la boca.


Lo mejor de San Blas son los roscos, rosquillas, panes y bollos milagrosos y otros de apetitosa y dulce repostería. En Euskal Herria predominan los de formas redondas pero también las había cuadradas, cuerniformes (fertilidad) en Hondarribia y hasta con forma de mano en Peralta, de pan normal o glaseados en blanco o anisados. La forma de mano que les daban en Peralta no es irrelevante ya que evoca el número cinco (los cinco dedos), un guarismo nefasto para el pueblo hebreo.


Y ya el día 4, bastón en mano, es tradición y cosa del común salir a las calles a cantar (y a echar unos potes de vino o de sidra) a Santa Águeda, en víspera de su festividad: "Zorion etxe hontako denori...", al vicario y al alcalde (que ya no se hace) y en las tabernas (que sí se hace). Y se golpea el suelo (para despertar a la primavera) acompañando los cánticos. A poco, llegará el Orakunde infantil y por fin el Carnaval.


Cosa curiosa el calendario, ¡eh! siempre se repite....

Fuente: Vocabulario baztandarra

El oso, símbolo de la resistencia identitaria



Si ahora mismo en Europa o en otro lugar del mundo occidental preguntásemos a que animal se le considera simbólicamente rey, casi todo el mundo respondería: el león. ¿El león? Pero hace miles de años que no hay leones en Europa. Los últimos leones europeos se extinguieron en el periodo paleolítico, y nada tienen que ver con los leones africanos actuales. En los diferentes lugares del mundo, el animal simbólicamente rey es siempre un animal de esa zona. Sólo Europa tiene un animal foráneo como rey.

Sin embargo, el león no siempre estuvo considerado simbólicamente rey de los animales en Europa, el oso lo precedió durante milenios y también el águila, gure arrano, símbolo de guerreros y representación solar en forma de ave. El león comenzó a ser considerado simbólicamente rey hacia el año 1000, porque hacia esa época, la guerra que la Iglesia cristiana había declarado al oso, estaba comenzando a ser ganada.

Históricamente humanos y osos convivieron y se relacionaron en los mismos hábitats de Europa desde hace más de 80.000 años. Una sepultura neandertal en la cueva de Regourdou, está asociada con una sepultura de oso pardo bajo la misma losa y en diferentes cuevas europeas hay depósitos de osamentas  de osos. Los antropólogos discuten sobre si existió o no una religión del oso en el paleolítico, pero lo que sí es cierto, es que en esas épocas históricas, el oso pardo era el animal salvaje sin rival en Europa, era considerado simbólicamente como rey de los animales y era representado por unos dioses, mejor dicho unas diosas que en su nombre declaraban su origen ursino. Entre nosotros los vascos las creencias populares interpretaban que el oso lleva en su vientre las almas de los muertos y por ello se le considera señor de las almas y de la caza y por su simbolismo lunar se le concedían cualidades maternales y femenina.

Hija de Zeus y Leto, hermana melliza de Apolo, veloz corredora, salvaje, protectora de los animales salvajes, Ártemisa lleva en su nombre en su nombre la raíz indoeuropea art, que quiere decir oso y viene probablemente del remoto paleolítico, cuando el mundo mediterráneo, cubierto de bosques, era también territorio del oso. Su mito relacionado con Calisto, transformada en la Osa mayor, y su hijo Arcas, rey de Arcadia, la tierra de los osos.

La religión celta también tenían en diferentes lugares diosas que eran parecidas a la Ártemisa griega, y los romanos no atacaron estos cultos sino que asimilaron estos dioses por su parecido con los dioses del mundo clásico… 

Pero el cristianismo llegó y se encontró con que en la Europa pagana el oso era el animal regio, venerado por los guerreros, se encontró con que el oso era objeto de culto entre los germanos, entre los eslavos entre los escandinavos, que seguía siendo recordado en el mundo celta y en el mediterráneo y que entre nosotros los vascos el oso, nuestro hartza ocupaba dentro del folklore un lugar de gran relevancia....Para la religión cristiana el oso era el símbolo rival de la cruz así que la Iglesia le declaró la guerra y le combatió por todos los medios.

Los medios utilizados en esta guerra contra el oso fueron de todo tipo. Uno de ellos fue el exterminio. Durante siglos se organizaron masacres que fueron despoblando de osos los bosques de Europa hasta el punto que para el siglo XIV su hábitat es el que tiene actualmente, las zonas montañosas, incluidas las de la Europa mediterránea y los bosques del este del Europa. El retroceso del bosque en toda la Edad Media ayudó también a su desaparición en muchas zonas.

Otro medio ya usado por la Iglesia en otros casos fue cristianizar las fechas del calendario que tenían que ver con el oso. El 11 de noviembre, que se celebraba el comienzo de la hibernación del oso se convirtió en el día de San Martín, quizá el santo más popular de la Edad Media. Más importantes eran las celebraciones  del momento en que el oso despertaba y que anunciaban el final del invierno. En toda Europa se celebraban ceremonias ursinas que anunciaban el carnaval, en estas fechas se colocaron la Candelaria (2 de febrero), San Blas (3 de febrero) y San Valentín (14 de febrero).

Al exterminio y la cristianización se sumó la sustitución del oso por el león, un animal foráneo que tenía prestigio bíblico. Al oso se lo asoció con el diablo, se lo ridiculizó, se le convirtió en animal de circo con la nariz atravesada por una argolla de la que pendía una cadena y después ya, en la Edad Moderna siendo como era el animal salvaje más importante de Europa, recibió un total desprecio e indiferencia por los primeros zoólogos.

Esta historia de la relación humana con el oso probablemente no tendrá más final que la extinción total del animal. No solo del oso pardo europeo y americano, sino también de su primo el oso polar. El oso parece destinado a desaparecer, porque simbólicamente ya ha desaparecido del mundo de los animales salvajes. Como dice Michel Pastoureau: al matar al oso, su pariente, su semejante, su primer dios, el hombre ha matado desde hace tiempo su propia memoria y simbólicamente se ha matado un poco a sí mismo.

Para que eso no ocurra, practiquemos resistencia identitaria y reivindiquemos al oso. Gora hartza askatuta!!

Fuente: Hesperetusa.wordpress

La Candelaria los osos y la luna


Hoy 2 de febrero es el día de la "Candelaria" y mañana 3 de febrero será "San Blas"
 
A menudo mantenemos la costumbre de celebrar durante el año ciertas fiestas, asociándolas vagamente con distintos conceptos y practicando ciertos ritos y costumbres, la mayoría de los cuales carecen ya de sentido para nosotros o han sido vagamente disfrazados con explicaciones confusas o propias de una tradición que no es aquélla en la que nacieron.

De hecho, los festivales anuales forman parte de nues­tra cultura y los hemos asumido como partes integrantes del culto cristiano, añadiendo incluso, en ellos, la cele­bración de alguna festividad del santoral. Lo cierto es que nuestras fiestas fundamentales poseen un origen muy anterior al nacimiento del cristianismo y, sus significados se asocian preferentemente con las antiguas corrientes de veneración a los Dioses de la naturaleza y a las fuerzas de la vida, de las cosechas y de la fertilidad.

La Candelaria es la cristianización de una fiesta pagana muy anterior cuyo significado esencial era el de "Fiesta de la Purificación". Entre los romanos esta festividad adoptó una variante que hizo que se la conociera como Lupercalia o “Fiesta del Dios Pan”.

Singularmente, los primeros días del mes de febrero han vivido en la cultura tradicional momentos de especial relevancia y significación. En torno al mecenazgo de San Blas y bajo los auspicios de la Candelaria han sobrevivido hasta hoy un buen número de costumbres rituales que comparten con el carnaval la preocupación de la purificación y protección unida al presagio o pronóstico climático.

El análisis de la fase lunar en estas fechas permitía al hombre primitivo medir la distancia a la esperada luna llena vernal. De aquí el carácter augural de estos dos días en la tradición campesina. Son conocidos y recordados numerosos refranes propios de la Candelaria: "Kandelero bero, negua heldu da gero, kandelero hotz negua joan da motz" , "Kandelarioz elurra, joan da neguaren bildurra; kandelarioz eguzki, negua dago aurreti", "Ganderailu hotz, negua iraganik botz; ganderailu bero, negua gero" , "Ganderailuz bero, negua Bazkoz gero". También San Blas participa de esta propiedad "Por San Blas la cigüeña verás; y si no la vieres, año de nieves".


En muchos otros pueblos europeos encontramos rituales relacionados con el fuego y la fertilidad de la tierras muy similares a los nuestros. A San Blas se le relaciona con el oso, animal mítico que juega un papel clave en el despertar de la naturaleza en su cíclica regeneración. El vasco primitivo habría celebrado ceremonias de carácter mágico destinadas a provocar el ansiado despertar de la naturaleza a la vida y la fecundidad. El oso de nuestras mascaradas y farsas carnavalescas (Arizkun) es sacado de su letargo invernal pues su despertar se vincula al de la propia Naturaleza.

Toda Europa mantiene la creencia de que el 2 de febrero el oso sale de la guarida en la que hiberna para observar las condiciones climatológicas y astronómicas e intenta ajustar los calendarios solar y lunar. Observa la luna y regula su conducta de acuerdo con la fase del astro. Si hay luna llena el oso vuelve a su guarida pues el fin del invierno tardará cuarenta días más, si no hay luna llena el oso sale de su guarida pues el invierno esta a punto de acabar por eso hay un refrán que dice : “ Por la Candelaria el invierno se apacigua o retoma rabia”.

Fuente: Francisco Tiberio (euskonews)